lunes, 4 de abril de 2016

Infancia en riesgo

Tolerancia cero hacia el maltrato infantil 

Cuando un menor encuentra carencias a la hora de satisfacer sus necesidades, se considera que el menor está en situación de riesgo social. Estas necesidades pueden deberse a circunstancias personales, de la situación familiar o de factores relacionados con el entorno que van limitado y perjudicado su futuro desarrollo personal, psíquico, cognitivo y social.

Si un menor ya es vulnerable de por sí, aún lo es más cuando tiene una situación familiar desfavorable, por lo tanto, una situación de estas características puede provocar una situación de desamparo.

Un menor se encuentra en situación de desamparo cuando no recibe la atención necesaria debido al incumplimiento o al inadecuado ejercicio de los deberes de protección, o cuando se presenta cualquier tipo de maltrato o violencia contra él.

La Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobó el 20 de noviembre de 1989, la Convención de los Derechos de la Infancia, la cual reconoce que las niñas y niños de todo el mundo deben ser objeto de protección especial y son personas con derechos civiles y políticos, lo que los equipara a los demás ciudadanos.



























Acostumbramos a hablar de las tipologías de maltrato como de manera psicológica, física, negligencias o sexual, pero la mayoría de veces, estos niños sufren más de un tipo de maltrato a la vez. Es frecuente que haya por ejemplo, maltrato físico junto a maltrato emocional, negligencias a la vez de maltrato físico, abusos sexuales junto a maltratos psicológicos...  Estamos hablando de una violación de los derechos del niño, a sus necesidades, y por lo tanto, estamos hablando de maltrato infantil.

La indiferencia también es agresión

 "El mal del mundo no es culpa de los malos, es culpa de los buenos que no dan la cara" 

Cuando alguien se percata de que un niño o una niña ha sido maltratada públicamente, evidentemente el maltratador es la  persona agresora, pero aquella que lo ha visto y  permitido la agresión, es una persona que ha consentido el maltrato y de esta manera se convierte en cómplice del agresor.

La indiferencia es una forma de agresión que tiene el inconveniente de que muchas veces el niño o la niña no puede definirla como tal, se podría decir que la indiferencia provoca "dolor del alma"; el golpe o la paliza provoca dolor en el cuerpo y es un dolor reconocible, sabes cual es la causa.



Hace unos días que vimos en clase un documental muy interesante en el que se muestran diversos testimonios de niños que fueron maltratados por sus padres, escalofriantes palabras que hacen plantearte la realidad en la que viven muchos menores por los que hay que luchar y proteger.

Este documental catalán se llama "infància en risc" si entendéis el catalán, ¡miradlo que está genial!



Imaginaos que el pequeño que vive al otro lado de vuestra pared está sufriendo malos tratos.. ¿qué haríais?

miércoles, 2 de marzo de 2016

Las mil y una caras de la locura

"Yo recuerdo a mi padre llorando y diciendo... mi hijo se ha vuelto loco"

Hoy en día, las personas con algún tipo de psicopatología siguen estando estigmatizadas por la sociedad y de esta manera, este gran colectivo sigue abocando a la exclusión social. 
  
En el documental "Las mil y una caras de la locura", Un reportaje de Quino Petit con vídeo de James Rajotte para El País Semanal, nos explica y da a entender cuál es el sufrimiento de las personas con trastorno mental al recibir esa exclusión social por la cual nosotras/os, las/os T.I.S. luchamos y tratamos de erradicar.


"porque mi locura no mata a nadie"

La estigmatización, el prejuicio y la discriminación que sufren estas personas, son por causa del desconocimiento por parte de la sociedad. Aunque afecta a una de cada cuatro personas a lo largo de su vida, la enfermedad mental permanece envuelta entre el estigma, el reduccionismo y el desconocimiento generalizado. Según un estudio de la OMS, un 25% de la población mundial presenta o presentará algún tipo de trastorno mental a lo largo de su vida.

Como ya hemos podido deducir, el colectivo de personas con trastornos mentales tiene una importante presencia en nuestra sociedad. Si bien los trastornos mentales suelen tener una base genética, en ocasiones son generados o potenciados por las propias dinámicas de nuestra sociedad a partir de la exigencia, las situaciones estresantes y la competitividad a las que muchos individuos no pueden hacer frente cotidianamente.

 Las alteraciones que provocan los trastornos mentales pueden afectar al razonamiento, al comportamiento, la facultad de reconocer la realidad o a la adaptación a las condiciones de vida. Así, este tipo de trastornos tienen repercusiones en la vida cotidiana de la persona y dificultan su adaptación al contexto social.

Con el uso de los tratamientos adecuados, estas personas pueden normalizar su día a día y llevar un mejor control del trastorno, la rehabilitación social también está muy presente en las necesidades de algunas personas con trastorno mental, ya que la rehabilitación social incluye todo un conjunto de apoyos destinados a proporcionar las ayudas que estas personas necesitan para recuperar o adquirir autonomía personal. La integración educativa e inserción laboral son necesarias para erradicar los prejuicios que recaen sobre estas personas y con ello la exclusión social, y por último la integración social, ya que muchos de ellos sufren aislamiento racional y ausencia de participación social.