"Yo recuerdo a mi padre llorando y diciendo... mi hijo se ha vuelto loco"
Hoy en día, las personas con algún tipo de psicopatología siguen estando estigmatizadas por la sociedad y de esta manera, este gran colectivo sigue abocando a la exclusión social.
"porque mi locura no mata a nadie"
La estigmatización, el prejuicio y la discriminación que sufren estas personas, son por causa del desconocimiento por parte de la sociedad. Aunque afecta a una de cada cuatro personas a lo largo de su vida, la enfermedad mental permanece envuelta entre el estigma, el reduccionismo y el desconocimiento generalizado. Según un estudio de la OMS, un 25% de la población mundial presenta o presentará algún tipo de trastorno mental a lo largo de su vida.
Como ya hemos podido deducir, el colectivo de personas con trastornos mentales tiene una importante presencia en nuestra sociedad. Si bien los trastornos mentales suelen tener una base genética, en ocasiones son generados o potenciados por las propias dinámicas de nuestra sociedad a partir de la exigencia, las situaciones estresantes y la competitividad a las que muchos individuos no pueden hacer frente cotidianamente.
Las alteraciones que provocan los trastornos mentales pueden afectar al razonamiento, al comportamiento, la facultad de reconocer la realidad o a la adaptación a las condiciones de vida. Así, este tipo de trastornos tienen repercusiones en la vida cotidiana de la persona y dificultan su adaptación al contexto social.
Con el uso de los tratamientos adecuados, estas personas pueden normalizar su día a día y llevar un mejor control del trastorno, la rehabilitación social también está muy presente en las necesidades de algunas personas con trastorno mental, ya que la rehabilitación social incluye todo un conjunto de apoyos destinados a proporcionar las ayudas que estas personas necesitan para recuperar o adquirir autonomía personal. La integración educativa e inserción laboral son necesarias para erradicar los prejuicios que recaen sobre estas personas y con ello la exclusión social, y por último la integración social, ya que muchos de ellos sufren aislamiento racional y ausencia de participación social.
Con el uso de los tratamientos adecuados, estas personas pueden normalizar su día a día y llevar un mejor control del trastorno, la rehabilitación social también está muy presente en las necesidades de algunas personas con trastorno mental, ya que la rehabilitación social incluye todo un conjunto de apoyos destinados a proporcionar las ayudas que estas personas necesitan para recuperar o adquirir autonomía personal. La integración educativa e inserción laboral son necesarias para erradicar los prejuicios que recaen sobre estas personas y con ello la exclusión social, y por último la integración social, ya que muchos de ellos sufren aislamiento racional y ausencia de participación social.